REFORMA POLICIAL
Reforma policial puede comenzar con un Reglamento de Cárceles
Ramiro LLanos Moscoso
La reforma de la Policía Boliviana y la erradicación de la corrupción en el interior de esta institución puede empezar en las cárceles, sólo cumpliendo la ley vigente.
¿Cómo están en las cárceles los supuestamente delincuentes?, allí se encuentran de manera preventiva más del 75% de los privados de libertad. Se ha evidenciado que en los centros penitenciarios los internos están purgando sus penas, pero además de lo que determinó el juez, ellos sufren otros abusos, vejaciones, torturas, adicciones con drogas y alcohol y muertes. Estas son formas inhumanas y crueles a las que están sometidos, sólo por un manejo inadecuado de los centros penitenciarios, donde la seguridad está a cargo de la Policía y todo lo anteriormente mencionado no debería suceder.
En las cárceles, el personal penitenciario tiene que estar preparado y recibir permanente especialización (Arts. 65 y 66 Ley No. 2298, Ley de Ejecución Penal y Supervisión).
Las cárceles deben cumplir con la rehabilitación, por mandato de la Constitución Política del Estado Art. 74 y de la propia ley de Ejecución Penitenciaria (Art. 3 Ley No. 2298).
Las personas que entran a los centros penitenciarios en ese momento no tienen voz, ellas quieren rehabilitarse, buscan alternativas propias, pero no pueden hacerlo por factores conocidos por todos los lectores, como cobros en puertas a los familiares para permitirles ingresar alimentos, medicamentos, frazadas, ropa, etc., y actos corruptos de mayor gravedad cuando se trata de drogas y alcohol, que generan otros delitos de los cuales las autoridades administrativas, policiales y políticas son responsables por omisión (Art. 13 bis.-, Art. 154 Código Penal). Si no se rehabilita a las personas privadas de libertad se genera delincuencia y se incrementa la inseguridad ciudadana, que se torna incontrolable por los nexos formados en el interior de los centros penitenciarios, con otros que están fuera del penal y con quienes dicen no estar involucrados en la delincuencia, pero que viven de esta supuesta omisión.
Por toda esta evidencia, empecemos reformando a la Policía Nacional, haciendo que los centros penitenciarios cuenten con un Reglamento de Cárceles, que norme en el interior de cada centro penitenciario y así terminar con la arbitrariedad de las autoridades policiales, administrativas. Que este reglamento determine los derechos y obligaciones de los privados de libertad, del personal administrativo, de las visitas, del manejo económico y sobre todo de la seguridad, para que todos conociendo sus roles puedan y estén dedicados a sus específicas funciones y se trabaje en la rehabilitación de los privados de libertad, que es el fin último de la ley penal.
El autor es ex Director General de Régimen Penitenciario y Docente UPEA.
Fuente:
https://www.eldiario.net/noticias/2010/2010_08/nt100828/1_04opn.php